DOS POEMAS DE MARZO
  EL AGUA, MOJA.       Amanecí con miedo   a que lloviera.       Desayuné aterrado   por los pronósticos   del tiempo.       Caminé temeroso   mirando de refilón   al cielo.       Era azul.   No había nubes.       Los pájaros cantaban.   Los niños reían.   En los bancos del parque   los viejos   se amaban.       Llegó la tarde…   Y aún   no llovía.       “Terrible presagio esta calma extraña”   pensé.       Terrible, inhumana   era   mi zozobra infinita.       Llegó el ocaso.   Durmió el sol.   Oronda la luna se pavoneó   en el firmamento   y … ¡Maldición!   ¡No llovía!       Por similares sandeces,   algunos pierden   la oportunidad   de bailar bajo un aguacero,   de mojarse y recuperar   la alegría.           CUIDADO CON ÉL       Ni pan, ni bozal.   Ni palo, ni correa.   Ni caricias, ni piedras.   No soy noble, ni leal.   No estoy rabioso, ni soy fiero.   No.   Ni tuyo, ni de nadie.   Soy un hombre.   No soy un perr...