DESPACHO
DESPACHO Ya no eres tú solo. Ya poniente no es la última frontera. Tu pecho es la primera y última defensa. Tus ojos deberán aguantar la luz. Y escrutar la oscuridad. Tus ojos serán faro y guía. Tus pasos, camino. Tu silencio, tiempo. Tu palabra algo que reconocer, algo que olvidar. Dios y el destino son solo disculpas: a ti te toca, ahora, marear. Raúl Sánchez Alegría 29 del 12 de 2019