RECHAZO
RECHAZO
Descubrí que,
vencida la
doméstica inercia,
es fácil
desnudarse,
soportar la
lluvia helada,
zambullirse
en la piscina
y jugar.
Descubrí, también,
qué fácil es
amilanarse,
retraerse
ante una mirada,
sentirse
excluido,
y, aparentemente
por nada,
huir y
llorar.
La
fragilidad tiene esos milagros.
Raúl Sánchez Alegría 18 de noviembre
de 2019
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