VIENE EN AVE, MARÍA.
El fuma desesperadamente.
Lo cogollos de Cristo
no son tan buenos
como los de San Judas
Tadeo.
Dan nauseas.
No son compañeros
de buenos viajes,
si de amanecer de batracios
y noches naranjas.
El fuma como un poseso.
-
Si tal
pudiera ser-.
La nubes se le atragantan.
La voz apocalíptica
no tiene palabra,
te vende
por un librillo
de papel.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
-La tos es suya-.
Raúl
Sánchez Alegría 28 de marzo de 2019
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