MEGANE

 


MEGANE

Siento el rozamiento

de las ruedas

contra el asfalto.

 

La velocidad aumenta

en la carretera secundaria.

 

Cae la tarde. 

Garzas grises.

Vacas, potros y estorninos.

 

El sol cubre

de agonía magenta

la ciudad.

 

Once kilómetros. Once

separan

el paraiso de la mugre.

 

Mi coche vuela.

 

Plata rodante,

maravilla del milenio

pasado,

dinosaurio superviviente

de la edad del combustible fósil.

 

Siento su motor vibrante.

 

Es prolongación de mi mente,

fusión de mis sentidos

con su música

de aleación mecanizada.

 

Soy uno con su piel

de acero y polímero gris.

 

Devoro la carretera

con sus ojos inyectados en fuego,

ansia y voracidad.

 

El aire no nos detiene.

El ocaso no nos amilana.

 

La velocidad se acopla

al paisaje.

 

Hermoso

rodar hacia el ocaso

escuchando su corazón

ronronear.

 

 

Raúl Sánchez Alegría 29/1/24

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