CÁCTUS Durante años, el tiempo pasó sin tener sentido. Las cosas transcurrían sin dejar huella. Todo acontecimiento era anécdota. Pasaron las estaciones, los premios, las finales, las músicas, modas, películas, escándalos, legislaturas, algún Santo Padre que otro, los trabajos, la vida, las edades… Y él seguía ensimismado. Un agujero negro, estable, congelado, profundo, infinito, transitaba por la historia, la vida, la tierra, el tiempo. Nada salía ni entraba en él. Tras la debacle, tras los cataclismos, tras las muertes – figuradas y reales- de personas y personajes, de ideales y sistemas, de paises y paisajes, en ese nuevo amanecer tecnológico y cínico, despertó. Comprobó que el mundo, el tiempo y él eran lo mismo: un tremendo y triste disparate. Casiopea 15 de agosto de 2024 R.S.A
Me encanta ese abandono poeta.
ResponderEliminarDoris me encanta encontrarme contigo en este callejón .
EliminarEse aparentemente inocente paréntesis es la madre del cordero. El interpelado sucumbe a la sugestión hipnótica, o puede no hacerlo. Según las dimensiones del socavón de la memoria, según afecte a qué facultades de cuerpo y alma.
ResponderEliminarNunca el prejuicio.
Txisko como siempre perspicaz. Un abrazo fuerte Compañero.
EliminarEl comentario de arriba es mío
ResponderEliminartx1sk0 mandomán xego
Un error en la conexión con el servidor me ha dejado como desconocido.
A veces las relaciones no son correspondidas como nosotros esperamos, te ha quedado brutal.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Raúl.