SUBLIME

 



SUBLIME

 

No querer crecer, tiene esas cosas.

 

No querer asumir la fugacidad

del trayecto.

Lo incomprensible del viaje.

La estupidez, o la arrogancia,

de querer darle un sentido.

 

No querer crecer, retornar

eternamente

a la casilla de salida,

no comprometerse

con la carrera,

no asumir que existe

un final,

tiene esas cosas

tan dulces, tan atrayentes,

tan oscuras

o luminosas.

Tan locamente alegres.

Tan profundamente tristes.

 

Falsas o reales:

depende del día, del clima,

de tantas variables inasibles.

 

No querer crecer es peligroso.

Aunque en ocasiones parezca

que merece la pena:

hay belleza en ese abismo.

 

Hay belleza y vacío.

Amargo, insondable, sublime.

 

                                    Raúl Sánchez Alegría 11 de enero de 2022

 


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