¡DETENGANSE LOS RELOJES!
¡DETÉNGANSE LOS RELOJES!
“Esta música no nos gusta.
Esta tonalidad, no es la nuestra.
¡Demasiada algarabía!
¡Demasiada, demasiada fiesta!.
¡Deténganse los relojes!
¡Parad el cosmos!
¡Anulad los billetes
que a este viaje nos llevan!”…
Creímos
ser jefes de pista
creímos
ser maestros de ceremonias
capitanes
intrépidos
de esta
osada goleta…
Pero nos
quedamos en payasos
nos
quedamos en “luises”
en
galeotes botarates
sin
remisión de pena.
El
tiempo no se para.
La
música atronará
-ó
amansará-
siempre
al gusto
del que paga al flautista
al
compás de su cartera.
¿Y
entonces? Nada.
Nada más
que seguir nadando,
aunque
sea entre tiburones
aunque
sea con los pies atados
aunque ni
costa ,ni playa se vean.
De vez
en cuando
los
payasos estampan tartas
los
mozos bailan tangos
se
escapan del redil las fieras
los
galeotes se amotinan…
Y los
indios cortan cabelleras.
Así que
¡nada de temer al tiempo!
¡Nada de
temer a nada!
-salvo a
las bellísimas personas
que oran
y guardan oro
que
repiten como loros
consignas,
terrores, votos…¡Puñetas!
“¡Esta música no nos gusta!”
Fúnebre
suena la banda:
el
flautista se quedó sin mecenas.
Raúl Sánchez Alegría 8 de
diciembre de 2015
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