A UNA FÉ MUERTA
A UNA FE MUERTA
Ya hemos
asesinado todas las esperanzas.
Ahora
queda atragantarse
con
bombones amargos
con
sopas frías
con
piedras resecas, amnesia y espadas.
Hemos
colmatado el cauce de la culpa
con
mermelada y arsénico
con
arcilla humana.
Podemos
sentarnos ya a descansar.
Abierta
en canal esta la noche.
Pasará
lenta, en blanco.
No
llegarán los sueños
pues es
sueño la vida
y sólo
hay muerte sin esperanza.
Errante
ficción de nada;
despierto,
no me esperes.
Intenta
soñarme.
Sal de
tu mortaja.
Raúl Sánchez Alegría 10 de abril de 2016
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