EN OCASIONES, FANTASEO.
EN OCASIONES, FANTASEO.
En ocasiones fantaseo con que un rey me lee allá en la lejanía.
Imagino a Su Majestad abriendo tímidamente su computadora portátil, al fondo un horizonte plano, planísimo, sin ningún vértice, un blanco azulado ardiente frente a sus ojos, sus ojos que se protegen de la nada inanimada a través de otra azul pantalla, que poco a poco se puebla de iconos, de posibilidades, y (así por las buenas, por azar, por capricho, por nota casual de burro flautista) en una de esas, teclea la palabra “callejón” – pues es un callejón sin salida en el que nuestro buen monarca se encuentra- y asociada a esa palabra, así de golpe y porrazo, aparecen otras “pulgas”, “milagros”, “oscuro” , etc.. y al perro de él le hace gracia la palabra “pulgas” –quizá le recuerde un polvo furtivo en un pajar de una finca segoviana en una noche de montería y vino, quizá divertido lo asocie al humor de alguien condenado a convivir con él, quizá….- y se adentra en ese mi callejón y (milagrosamente) lee.
Y lee historias de amor, cuentos de amor (él sabe por experiencia, que el amor es un cuento, y en ocasiones –cuenta él- no trae cuenta dejarse herir por sus dardos, y sí hacer borrón y cuenta nueva, para no sufrir, para seguir siendo un “don Juan”), lee con sonrisa cómplice, con distancia y retranca, divertido, pues sabe más que el autor, pero le conmueve su idealismo, su pureza. Y lee poemas de justicia social, de rabia, de pasión jacobina que también le revuelven.
En el fondo es republicano. Y comprende todas esas letrillas. Y hasta las jalea, pues está por encima del dogma, por encima de la moral, por encima de la coherencia. Y eso le hace complejo y libre….
En ocasiones fantaseo, y me engaño, pensando que los irlandeses que me leen habitualmente, no son “bots”, ni enlaces a casas de apuestas o puticlubs cibernéticos para solitarios pajilleros pre-pitopaúsicos, y sueño que son niños de un colegio público que gracias a la sensibilidad de su profesora, de su profesor, aprenden español leyendo mis desvaríos.
Es hermoso imaginar esos niños dibujando en cartulinas las emociones que esos poemillas les producen…es bonito imaginar un alguien que lee.
Otras veces envidio a mis “literarios hijos” y me asombro: han llegado a lugares donde positivamente jamás llegaré. Azerbaiyán, Malasia, Japón, Ecuador, Turquía, Andorra, Chile, Rusia, Singapur, Malta….en todos esos lugares, al mismo tiempo, en la misma hora, unos ojos han desnudado mis textos, y les han dado vida. Han encontrado diversos sentidos, han despertado a múltiples sentimientos y…. silencio. No sé más que existen, no sé más que tienen una ubicación planetaria, real, pero desconozco sus rostros, sus nombres y las emociones que mis versos en ellos afloraron.
En ocasiones imagino a un rey leyendo, a un robot subrayando, a una clase aburriéndose, a un corazón palpitando, a un editor dudando entre llamar al poeta y ofrecerle una manzana o tirarle de las orejas por ser escritor suicida…
En ocasiones, a ti Amor, te imagino, escarbando entre estrofa y estrofa, buscándome los huesos, royéndome hasta el tuétano, llegando a él y sintiendo que, hasta ahí, impregnada esta de ti mi “poesía”.
Las vecinas de barrio también te leemos 😊
ResponderEliminarMe encanta ser leído por mis vecinos -es un honor y un placer ser profeta en tu tierra - ¡y más tomarme un café con ellos! Ahí lo dejo, cuando quieras nos tomamos ese café.
EliminarAhora veo que envié el mensaje sin nombre 😅 Soy Marta Hdez. ¡Pendiente queda ese café!
EliminarPropón y hacemos ese café.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHermoso texto, cierto, se lee y digiere muy bien.
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